Saturday, May 26, 2007

(Discurso de don Roberto Pantoja, Rector el Liceo Eduardo de la Barra)

Estimados familiares y deudos
Autoridades presentes
Personas que despiden a Don Mario en esta ceremonia
Deseo empezar mis palabras ofreciendo a todas
las personas presentes, mi más sentido pésame ante el deceso de este gran maestro.
Quiero empezar así mis palabras, porque no tengo duda alguna, que Don Mario marcó la ruta y diseñó el sendero por donde transitaron generaciones de alumnos que egresaron de su querido Liceo Eduardo de la Barra.
La trayectoria profesional de Don Mario, es
ampliamente conocida. Aunque, será mucho más valioso, para honrar su memoria, acercarnos a su persona a través del recuerdo que dejó en sus alumnos.
De seguro la mayoría de quienes tuvieron el privilegio de ser acogidos en sus aulas, no se dedicó a las ciencias químicas, disciplina que impartía en el liceo. Pero los rasgos de su personalidad, marcaron de tal forma a los jóvenes, que hicieron de este maestro, una figura inolvidable:
En sus clases era un experto académico, conocía su asignatura profundamente, acompañaba estos amplios saberes con metodologías que acercaban al alumno a las ciencias, con un valor agregado, el de exigir disciplina en la clase y trabajar con altos niveles de excelencia, imprimiendo desde siempre el orgullo de ser riguroso en el quehacer diario y la satisfacción de hacer el trabajo bien hecho.
Durante los años que tuvimos el privilegio de
compartir visiones pedagógicas acerca del liceo, muchas veces nos preguntamos cuáles serían las claves con las cuales Don Mario lograba tanta adhesión entre los jóvenes: Las respuestas se referían siempre a su profunda humanidad. Todo lo humano, le interesaba, lo que producía cercanía con quienes interrelacionaba. Se involucraba en el trato, manifestando interés por las causas, ideas e ideales que tenían sus alumnos, con una envidiable capacidad de escucharlos, verlos, identificarlos y apoyarlos con sensibilidad, a la hora de los problemas que aquejaban a las personas.
Era una persona carismática, acogedora, de comunicación inclusiva, trato sencillo y amable. Su prodigiosa memoria facilitaba la interrelación puesto que recordaba nombres y apellidos de las personas, rasgos de sus personalidades, anécdotas y situaciones que comentaba con humor y detalle, tanto que, al interlocutor no le cabía duda que Don Mario, lo reconocía y sobre todo lo acercaba hacia la zona de intimidad, facilitando el diálogo y creando espacios propios para que el maestro fuera consultado y requerido en su experiencia de vida para clarificar caminos y buscar soluciones.
Se mostraba en su faceta de humanidad, llano y sensible. La vida lo puso en esa extraña disyuntiva de cultivar la faceta humana a través de la pedagogía. El don de la paternidad lo ejerció ampliamente a través de su larga y fructífera existencia, a través de sus alumnos, dando una imagen de padre, de varón sólido y bien formado, con la que improntó a todos quienes tuvieron la suerte de ser sus alumnos, sus docentes y sus pares.
Don Mario fue Rector del Liceo Eduardo de la Barra en momentos difíciles, los que enfrentó con la hidalguía que da tener valores sólidos y ser consecuente con el actuar, lo que le valió el reconocimiento de sus pares, de sus colegas profesores y sobre todo, de sus alumnos que vieron en él una persona confiable, que con su ejemplo de vida , daba testimonio de corrección.
Apreciaba involucrarse con las personas, en todas las colaboraciones que prestaran al Liceo , los apoyaba comprometidamente, operaba como persona que conocía íntegramente lo que sucedía en el liceo porque era un Rector " de medio campo", frase con que trataba de explicar la dedicación personalizada , con que ejerció docencia y rectoría. En realidad gustaba ser uno más de quienes ponían todas sus potencialidades a la gran causa del servicio público en educación, desde el cargo que estuviera.

El que todos los días preguntara con sus estampa característica, era de estatura más alta que el promedio, con ojos que reflejaban vivamente su interés y su destacada inteligencia, "por la Bitácora" retrata el interés por estar no sólo informados de los hechos y sucesos que significaba estar sirviendo en el Liceo su cargo, sino la responsabilidad que ello significaba a la hora de evaluar, supervisar e implementar medidas que proyectaran al liceo por la senda educativa que traía.
Ejerció un liderazgo indiscutible, inteligente, con objetivos claros en la conducción, características que hicieron de él, una persona confiable, con gran credibilidad, motivo por el cual, podía darse el lujo de aglutinar personas en pos de una causa.
¿Cuál fue la causa que escogió Don Mario?
Posesionar al Liceo a través de sus ex alumnos, a quienes convocó, con quienes estuvo siempre presente, con quienes colaboró permitiendo que las vivencias que tuvieron durante su permanencia en el liceo Eduardo de la Barra, fueran experiencias inolvidables y que este Centro de ex-alumnos acompañara con su apoyo efectivo y su presencia a las actuales generaciones, dando continuidad a la educación que impartimos hasta la fecha, bajo el lema valórico de Honor-Deber- Unión-Tanto así que en el año 1999 La Dirección del Liceo, junto con el centro de ex alumnos lo homenajeó en vida, poniendo su nombre al sector de laboratorios científicos , que pasaron a llamarse "Laboratorios de Ciencias .Profesor Mario Soto Soto".
Quiero subrayar, que no pase como detalle: Los laboratorios se llaman "Profesor Mario Soto Soto"
Sin duda esa es la palabra que mejor lo retrata y la que más lo acercó a la gente , que lo recuerda, lo valora y siente su partida.
Para los profesores que hoy ingresan a la docencia, la figura de maestros con esta identificación por la institución en la que ejercen docencia, con esta vocación de servir, con esta sencillez en la cercanía y sobre todo, con una vida ejemplar, es un referente al cual podemos acogernos.
En esta hora que debemos despedirnos de don Mario Soto Soto, podemos decir: No lo olvidaremos, su memoria permanecerá entre nosotros porque tenemos mucho porqué recordarlo. Don Mario la obra continuará por los senderos trazados. Descanse en paz.


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