Palabras del Presidente del Centro de ex Alumnos del Liceo Eduardo de la Barra con motivo de la denominación del Salón de Actos del establecimiento como “Salón para la Educación y la Cultura, Ex Alumno Salvador Allende Gossens”.
El día 5 de julio recién pasado, dentro de su programa anual de actividades, nuestro centro de ex alumnos del Liceo Eduardo de la Barra, reunió en este mismo salón a los alumnos egresados hace treinta años, en el año 1973. Aquellos alumnos, que tuvieron un egreso traumático, que tuvieron que dejar las aulas sin licenciatura y sin ceremonia alguna, quisieron revivir de alguna manera sus agitados sueños, esperanzas y pasiones juveniles, rindiendo un homenaje al ex Presidente de la República y ex alumno de este Liceo Dr. Salvador Allende Gossens. Este homenaje fue respetuosamente escuchado y valorado por los profesores, alumnos y ex alumnos de hoy, quienes superando cualquier diferencia pasada o presente abrieron paso a un encuentro verdaderamente fraterno al alero cálido y acogedor de nuestro viejo y querido liceo.
Dentro de este marco de reencuentro y con este mismo espíritu pluralista, el centro de exalumnos del Liceo Eduardo de la barra, constituido por hombres formados en este crisol educacional donde se asimilan los valores de la libertad, la tolerancia y la solidaridad, que son valores tan propios de la democracia, se adhiere sin reparos al homenaje que la dirección y la comunidad educacional del Liceo rinde a uno de sus más destacados exalumnos al designar con su nombre este salón destinado a la difusión de la educación y la cultura en nuestra ciudad de Valparaíso, Capital Cultural de Chile y Patrimonio de la Humanidad.
Esta adhesión se fundamenta atendiendo principalmente a los rasgos que adornan la personalidad del ex alumno Salvador Allende Gossens, mas allá de los ideales y proyectos políticos que él sustentara durante su vida, que sin duda fueron y son muy respetables y válidos.Salvador Allende Gossens, fue un alumno destacado del Liceo dentro de su generación,estudioso, buen lector, constaba en la biblioteca del Liceo que superaba con creces la media de lectura de los alumnos de su época, que no era poco. Por algo ingreso a la carrera de medicina obteniendo su título de médico, que en cualquier época es una profesión que requiere capacidad intelectual, espíritu analítico, perseverancia y responsabilidad..
Siendo hijo de familia acomodada, se incorporó a este establecimiento de educación pública donde sin duda recibió el ejemplo de la entrega vocacional y de la austera responsabilidad de nuestros viejos maestros, de su respetuosa tolerancia y buen juicio para encausar las múltiples inquietudes de los adolescentes y para compartir con ellos ideas y utopías por construir un mundo más justo. Aquí compartió la amistad con compañeros de todos los niveles sociales, de distintas posiciones políticas y de cualquier credo religioso.
Estos elementos formativos que se viven en el Liceo más allá de lo escolástico, permiten experimentar al hombre la vivencia de valores que le dan una orientación honesta y un sentido ético a su vida. Tal vez aquí mismo, donde se conocen y se palpan las necesidades y se vive la solidaridad, nacieron las primeras inquietudes de Salvador Allende por reivindicar a las clases más postergadas de la sociedad, inquietudes que lo acompañarían durante toda su vida y que serían el eje central de sus proyectos políticos. Sabemos cómo, con un sentido solidario se integró a los movimientos políticos que aspiraban a cambios radicales en la sociedad para abr ir paso a condiciones de vida más equitativas para las clases trabajadoras y siempre, a través de toda su vida política, como militante, como dirigente y finalmente como líder indiscutido de la izquierda chilena, orientó su acción por las vías democrática s. Se movió dentro de la institucionalidad vigente, siempre respetó sus adversarios y al veredicto de las urnas. Nunca pretendió ni estimuló otras formas de llegar al poder. Trabajó incansablemente durante toda su vida para unir al pueblo detrás de su proyecto político para hacer realidad sus utopías. Sin compartir su posición política, me consta objetivamente, porque soy un hombre de edad informado y comprometido, cómo inició Salvador Allende su camino a La Moneda el año 1952, con un apoyo minoritario. Y cómo desde allí con esfuerzo y compromiso fue abriendo camino y fue conformando una Unidad Popular que lo llevó a la Presidencia de la República el año 1970. El trabajo por la unidad de los pueblos para convencerlos y conducirlos a lograr sociedades más justas y solidarias siempre será una noble y difícil tarea de la persona humana.
Finalmente, cuando el devenir de la historia con sus múltiples y complejas circunstancias, lo puso en la dramática encrucijada de tener que defender casi en la soledad la institucionalidad de la Presidencia de la República, asumió el cumplimiento de su deber concurriendo a ocupar el lugar que le correspondía constitucionalmente en el palacio presidencial, junto con sus más cercanos colaboradores incluyendo a sus hijas. En el lugar en que el pueblo lo había colocado. Y prefirió morir con honor en el cargo de Presidente de la República que el pueblo le había confiado, antes que salvar su vida saliendo del país y entregar el mando de la Nación a quienes constitucionalmente no correspondía.
Por estas consideraciones de hechos objetivos, estimamos que el ex alumno Salvador Allende Gossens ha honrado con su vida los valores más apreciados de nuestro establecimiento. Que como porteño y Presidente de la República no olvidó a su Liceo y nos construyó este nuevo edificio, lo cual valoramos como un aporte a la ciudad y, finalmente por tratarse del ex alumno que llegó a la más alta jerarquía de la Nación y por su consecuencia con la enseñanza y los valores que se destacan en nuestro escudo institucional de Honor, Deber y Unión, constituye un ejemplo para las nuevas generaciones de estudiantes del Liceo y merece que se honre con su nombre este hermoso salón académico, que contribuirá al desarrollo de la educación y cultura de nuestra ciudad.
He dicho.
Gastón Almonacid V.
Presidente
Centro de ex alumnos
Liceo Eduardo de la Barra
Valparaíso, 9 de octubre de 2003
Dentro de este marco de reencuentro y con este mismo espíritu pluralista, el centro de exalumnos del Liceo Eduardo de la barra, constituido por hombres formados en este crisol educacional donde se asimilan los valores de la libertad, la tolerancia y la solidaridad, que son valores tan propios de la democracia, se adhiere sin reparos al homenaje que la dirección y la comunidad educacional del Liceo rinde a uno de sus más destacados exalumnos al designar con su nombre este salón destinado a la difusión de la educación y la cultura en nuestra ciudad de Valparaíso, Capital Cultural de Chile y Patrimonio de la Humanidad.
Esta adhesión se fundamenta atendiendo principalmente a los rasgos que adornan la personalidad del ex alumno Salvador Allende Gossens, mas allá de los ideales y proyectos políticos que él sustentara durante su vida, que sin duda fueron y son muy respetables y válidos.Salvador Allende Gossens, fue un alumno destacado del Liceo dentro de su generación,estudioso, buen lector, constaba en la biblioteca del Liceo que superaba con creces la media de lectura de los alumnos de su época, que no era poco. Por algo ingreso a la carrera de medicina obteniendo su título de médico, que en cualquier época es una profesión que requiere capacidad intelectual, espíritu analítico, perseverancia y responsabilidad..
Siendo hijo de familia acomodada, se incorporó a este establecimiento de educación pública donde sin duda recibió el ejemplo de la entrega vocacional y de la austera responsabilidad de nuestros viejos maestros, de su respetuosa tolerancia y buen juicio para encausar las múltiples inquietudes de los adolescentes y para compartir con ellos ideas y utopías por construir un mundo más justo. Aquí compartió la amistad con compañeros de todos los niveles sociales, de distintas posiciones políticas y de cualquier credo religioso.
Estos elementos formativos que se viven en el Liceo más allá de lo escolástico, permiten experimentar al hombre la vivencia de valores que le dan una orientación honesta y un sentido ético a su vida. Tal vez aquí mismo, donde se conocen y se palpan las necesidades y se vive la solidaridad, nacieron las primeras inquietudes de Salvador Allende por reivindicar a las clases más postergadas de la sociedad, inquietudes que lo acompañarían durante toda su vida y que serían el eje central de sus proyectos políticos. Sabemos cómo, con un sentido solidario se integró a los movimientos políticos que aspiraban a cambios radicales en la sociedad para abr ir paso a condiciones de vida más equitativas para las clases trabajadoras y siempre, a través de toda su vida política, como militante, como dirigente y finalmente como líder indiscutido de la izquierda chilena, orientó su acción por las vías democrática s. Se movió dentro de la institucionalidad vigente, siempre respetó sus adversarios y al veredicto de las urnas. Nunca pretendió ni estimuló otras formas de llegar al poder. Trabajó incansablemente durante toda su vida para unir al pueblo detrás de su proyecto político para hacer realidad sus utopías. Sin compartir su posición política, me consta objetivamente, porque soy un hombre de edad informado y comprometido, cómo inició Salvador Allende su camino a La Moneda el año 1952, con un apoyo minoritario. Y cómo desde allí con esfuerzo y compromiso fue abriendo camino y fue conformando una Unidad Popular que lo llevó a la Presidencia de la República el año 1970. El trabajo por la unidad de los pueblos para convencerlos y conducirlos a lograr sociedades más justas y solidarias siempre será una noble y difícil tarea de la persona humana.
Finalmente, cuando el devenir de la historia con sus múltiples y complejas circunstancias, lo puso en la dramática encrucijada de tener que defender casi en la soledad la institucionalidad de la Presidencia de la República, asumió el cumplimiento de su deber concurriendo a ocupar el lugar que le correspondía constitucionalmente en el palacio presidencial, junto con sus más cercanos colaboradores incluyendo a sus hijas. En el lugar en que el pueblo lo había colocado. Y prefirió morir con honor en el cargo de Presidente de la República que el pueblo le había confiado, antes que salvar su vida saliendo del país y entregar el mando de la Nación a quienes constitucionalmente no correspondía.
Por estas consideraciones de hechos objetivos, estimamos que el ex alumno Salvador Allende Gossens ha honrado con su vida los valores más apreciados de nuestro establecimiento. Que como porteño y Presidente de la República no olvidó a su Liceo y nos construyó este nuevo edificio, lo cual valoramos como un aporte a la ciudad y, finalmente por tratarse del ex alumno que llegó a la más alta jerarquía de la Nación y por su consecuencia con la enseñanza y los valores que se destacan en nuestro escudo institucional de Honor, Deber y Unión, constituye un ejemplo para las nuevas generaciones de estudiantes del Liceo y merece que se honre con su nombre este hermoso salón académico, que contribuirá al desarrollo de la educación y cultura de nuestra ciudad.
He dicho.
Gastón Almonacid V.
Presidente
Centro de ex alumnos
Liceo Eduardo de la Barra
Valparaíso, 9 de octubre de 2003
1 comment:
muy bien dicho Julio Echeverria Muñoz {6a 1965} julioechev@hotmail.com
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