Sunday, December 06, 2009



(Continuación)

RECORDANDO AL PROFESOR MIGUEL ESPINOSA CHIAPPA
( 22.09.1929-09.12.2003 )

Su gran amigo y colega Hugo Rolando Cortés, también ya partido a la Eternidad hace pocos años, lo describió en su recopilación de “Crónicas de Valparaíso como “…el maestro Miguel Espinoza( sic), personaje ciertamente renacentista, múltiple, iconoclasta, severo, pródigo,universal, incorruptiblemente gramatical, apasionado y apasionante; contradictorio hasta consigo mismo; extraído, con seguridad, de algunas de las miles de páginas que ha devorado incansablemente…”. No creo equivocarme, Profesor, que Ud. le habrá manifestado reparos a su colega por el uso de la “z“ en su apellido paterno y por aquello de iconoclasta, término casi en desuso y que poco sería entendido.
Sepa Ud., profesor, que hemos estado recordándolo virtualmente, en un diálogo a distancia con Lorena, hija suya ahora residente en Madrid, como también con su gran amigo Norman Cortés Larrieu, ex Rector de la UPLA, en una cálida conversación, al abrigo de un rincón muy porteño como es el “Café Hesperia”. De estos diálogos han emergido aristas que no conocíamos de su personalidad, como asimismo de un tiempo muy distinto en cuanto a la atmósfera en que se desarrollaba la labor educativa, y la solidaridad entre los docentes. Así como en su oportunidad mis hijos no creían que mis estudios superiores los haya hecho gratuitamente, también yo quedé sorprendido al escuchar la siguiente historia: estando un docente con el problema de tener que ausentarse de la ciudad durante un año, para la obtención de un grado académico, dos compañeros, uno de ellos Ud., Profesor, impartieron las clases y así el profesor pudo conservar su menguada pero necesaria remuneración. Procedimiento poco apegado a la legalidad, pero legítimo porque un profesor se capacitaba y los alumnos no veían interrumpido su curso.
Cuando éramos sus alumnos ignorábamos aspectos tales como su gran espíritu deportivo, que entraba en colisión algunas veces con su apasionamiento llevándolo irreflexivamente, muchos años antes que Fernando González, a patear en el suelo su raqueta, disgustado por una derrota .
Cuando ya éramos sus ex alumnos , conocimos de su sensibilidad, al recitarnos con energía y emoción, tantas veces, ese famoso poema del autor argentino Francisco Luis Bernárdez ( 1900-1978) que en sus primeros versos dice “Estar enamorado, amigos, es encontrar el nombre justo de la vida / Es dar al fin con la palabra que para hacer frente a la muerte se precisa / Es recobrar la llave oculta que abre la cárcel en que el alma está cautiva…”. Su hija Lorena, Profesor, recuerda nítidamente este poema, muy vivido en la intimidad de su hogar formado con su esposa Gina y sus hijos Miguel Ángel, Marcos, Gina, Lorena .
En estas conversaciones, Profesor, hemos evocado su gran compromiso docente, que lo llevó a asumir tareas en Liceo Diurno y Nocturno, como también, en su juventud, en quijotescas empresas educacionales de liceos vespertinos como el Liceo Pedro Aguirre Cerda. También hemos sabido de su docencia universitaria, cumplida con el mismo brillo y carácter que su docencia en nivel medio. De todo lo que se conoce, sólo cabe concluir que fue Ud. un hombre realizado plenamente en el aula, que también estaba en la Biblioteca: un verdadero faro cultural.
Si muchos años pasaron hasta que el Liceo 1 de Hombres de Valparaíso llevara el nombre del coloso de la cultura que fuera don Eduardo de la Barra Lastarria, ¿cuántos años deberán pasar para que la Biblioteca del Liceo lleve el nombre de Miguel Espinosa Chiappa?

Profesor Horacio Reyes Riquelme ( ex –alumno Promoción 1960)

3 comments:

Garbiñe Espinosa said...

Gracias por este inspirador recuerdo de mi abuelo a quien lamentablemente no pude conocer lo suficiente.

Garbiñe Espinosa

Unknown said...

"...corriendo acelerado, entré por entrar nomás al vetusto liceo ese día de Marzo y un bigotudo portero moreno de mezclilla azul, me preguntó a qué iba: Vengo a ver si hay vacantes. Pasa, ahí están atendiendo todavía, apúrate, queda poco para que cierren. En el gran patio bajo el sol, detrás de un mesón lleno de papeles, un hombre enjuto y con el pelo casi rapado, me escruta fiero desde algún lugar de su desconocido universo y me espeta con aspereza: ¿Y tú, a qué curso vienes?... Logro balbucear: ¿Hay vacantes para 2°? ¿Y trajiste los papeles? Repito: ¿Hay vacantes entonces? Bueno, te vas a inscribir o no, altisonó el grifo...¡¿?! Sí, claro, es que espere, espere...
Mi amada madre que porta los certificados, sofocada por la carrera hasta el liceo, entra al patio y se entera de la buena nueva: hay vacantes. Suspiros mutuos de alivio y así de fácil, como en los cuentos, entré jabonado al principal liceo del puerto, sin los exámenes ni las entrevistas inútiles que en otros centros me hicieron para nada.
Después también me di por enterado que la atemorizante persona que me inscribió era nada menos que Miguel Espinosa Ch., el temible bibliotecario y la gran piedra filosofal en los cursos humanísticos superiores del liceo, una mole cerebral kafkiana sólo para valientes.(Si te toca de profe:¡Ándate cabrito!)".

(c)Memoirs: Hombres y dioses.
Edu de Val.2000.-

Unknown said...

Los idolos existen. El mío se llama Miguel Espinosa Chiappa. Toda mi admiración y agradecimiento por haberme enseñado a amar los libros, el concimiento,el rico pan con aji y tantas cosas mas. Te amo Tata, te admiro, vives en mi corazón, espíritu y pensamientos, eres el mejor abuelo que pude haber tenido. La vida me ha premiado solo por ser tu nieta. Grande Tatita! Te extraño..